Por Kathy Pee
Les pasa a todas las madres. Usted planea salir a comer con una amiga o finalmente usar ese certificado para la manicura que recibió hace seis meses por su cumpleaños, y su hijo pronuncia las famosas cinco palabras que toda madre teme: “Mami, no me siento bien”.
Cuando nuestros tres hijos llegaron a la edad escolar, yo podía profetizar con exactitud el día que la gripe llegaría a nuestra casa. Un día inolvidable de diciembre, Santiago, que en aquel entonces estaba en primer grado, anunció que se “sentía mal”. Cuando le pregunté si alguno de sus compañeros de clase también se había enfermado, me dijo que el día anterior una niña “vomitó encima de mis tareas.” Ese fue mi indicio de que pronto Santiago estaría descompuesto del estómago, y luego Joel, y después Juan y probablemente Guillermo y yo. Recuerdo un año en que todos nos enfermamos con un virus estomacal durante un período de 24 horas. No fue nada agradable.
Estrategias inteligentes
La experiencia es una gran maestra, de modo que a través de los años me armé de estrategias con las cuales enfrentar los días de enfermedad en la familia. Cuando llegue uno de esos días a su hogar, pruebe algunas de estas ideas para aliviar la situación de su hijo y la suya.
- Esté preparada. Siempre tenga a mano la información correspondiente para comunicarse con su médico y con su farmacia.
- Mantenga su gabinete de remedios bien equipado, con medicinas no prescritas y elementos de primeros auxilios. Deseche con regularidad las medicinas vencidas.
- Designe un lugar para anotar la cantidad y la frecuencia con que debe administrar las medicinas.
- Use su reloj de alarma o su teléfono celular para que le recuerden cuándo dar la próxima dosis.
- Prepare una caja especial que esconderá para solo usarla cuando sus niños estén enfermos. Llénela con materiales que tengan actividades apropiadas para la edad de su hijo, libros para colorear, palabras cruzadas, rompecabezas, etcétera.
- Aparte un lugar en su alacena para “comidas de enfermos”, tales como caldo de pollo, gaseosas claras, bebidas electrolíticas y galletas secas.
- Si su hijo/a desea que ustedes estén cerca mientras que él o ella se recupera, acerque una silla y aproveche para doblar la ropa, escribir tarjetas de Navidad, coser algunas prendas rotas o hacer cualquier otra tarea que no puede hacer mientras la familia está en plena actividad.
- Llame a la maestra de su hijo y pregúntele si puede ir a buscar tareas para hacer en el hogar.
- Para una enfermedad larga, alegre la habitación de su hijo/a usando papel crepé de colores y un cartel alegre pegado al techo.
- Y como la prevención ahora viene embotellada, siempre tenga a mano en su automóvil o cartera una botellita de limpiador de manos que contenga alcohol. Inicie la rutina en la familia de limpiar las manos siempre que salgan de lugares públicos.
Un día de enfermedad es una buena oportunidad para leer historias bíblicas a su hijo/a. Considere las que cuentan que Jesús sanó a algún enfermo (como en Mateo 8.1-3). Ore con su hijo y pídale a Dios que sane su cuerpo. También anime a los hermanos/as del enfermo/a a orar por él o ella.
Kathy Peel es la fundadora de Family Manager, una compañía que entrena a las mujeres en el arte de la administración familiar. Es autora de 21 libros, incluyendo The Busy Couple’s Guide to Sharing the Work and the Joy (Picket Fence Press).