Por Jon Eckert
Hable por aquellos que no tienen voz.
De acuerdo al Centro Nacional de estadísticas educativas, el veintidós por ciento de los estudiantes de los EE.UU. admiten haber sufrido bullying. Entre los encuestados, las niñas dicen haber sufrido más y los estudiantes blancos dicen haber sufrido más bullying que los estudiantes afroamericanos, los hispanos o los asiáticos. La buena noticia es que este porcentaje está en el punto más bajo desde 2005, cuando se comenzó a dar esta información.
La mala noticia es que 1 de cada 4 estudiantes todavía dice sufrir de bullying. Como padres cristianos, ¿cómo podemos ayudar a nuestros hijos a manejar este problema? Bullying puede ocurrir en la escuela y sigue a los estudiantes a casa por las redes sociales. Esta puede ser otra razón para atrasar la entrada de sus hijos a las redes sociales lo más posible. Exploremos brevemente los roles asociados con el bullying.
El agresor
Si usted es como yo, orará pidiendo que su hijo nunca sea el agresor. Nuestros hijos deben entender que si representan a Cristo, ellos nunca deben querer ser alguien que se burle de los demás. Cristo buscó a los oprimidos y marginados sociales para traer esperanza y salvación. Si nuestros hijos reflejan lo que Cristo hizo por ellos en la cruz, no hay forma de que caigan en la trampa de agredir a otros.
La víctima
Si su hijo ha sido una víctima de bullying, espero que usted lo sepa porque él o ella se lo ha dicho a usted y a los maestros de confianza en la escuela. Las víctimas no pueden permanecer en silencio esperando que el acoso termine. A menudo, esta es una de las armas más fuertes que el agresor tiene, hacer que la víctima se sienta aislada y temerosa de las represalias. Asegúrese de hablar regularmente con sus hijos sobre esto y siempre esté al tanto de quiénes son sus amigos.
El espectador
Proverbios 31:8-9 nos recuerda, “Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del menesteroso”. Esto no es solo una verdad para nosotros, sino también para sus hijos. Nosotros somos llamados a hablar por esas víctimas de bullying. Esto es un mandato, no una opción. Una de las formas más rápidas de terminar con este problema es crear una cultura en la que los espectadores no se destaquen por solo mirar, sino que por el contrario ellos hablen por la justicia. Aliente a sus hijos a representar bien a Cristo en su escuela y hablar por esos que no tienen voz.
Jon Eckert, doctor de educación, es profesor asociado en Wheaton College, ex maestro de la escuela elemental e intermedia y también es padre. Él disfruta jugar basketball y emplear tanto tiempo como le sea posible con su esposa e hijos.