Por David Thomas
“¿Cuándo puedo tener un teléfono inteligente?” “Si no termino este juego, nunca llegaré al siguiente nivel”.
“¡Soy el único/a en mi clase que no tiene Facebook!” “Otras personas envían muchos más mensajes de texto que yo”.
Como consejero familiar, he escuchado frases como estas mil veces. Hoy día para ser padres se necesita un alto conocimiento en navegar, negociar, entender la tecnología y los medios de comunicación. Estos pueden ser muy valiosos para desarrollar la mente de sus hijos, pero también pueden ser una fuerza debilitadora. Para llegar a tener un alto conocimiento en ellos debemos estudiar todas las opciones, analizar los pros y los contras y establecer los límites de acuerdo a la edad de nuestros hijos. Haciendo estas cosas usted podrá saber cuál es la buena voluntad de Dios (Romanos 12.2).
Si usa los estimulantes visuales (TV, videos, juegos, películas, Internet, teléfonos y otros equipos tecnológicos) correctamente pueden preparar a sus hijos para el aprendizaje temprano, el enriquecimiento educacional, la comunicación y la exposición a las artes. Los medios también pueden ser una excelente herramienta para enseñar a sus hijos.
Los efectos negativos de los estimulantes visuales van desde un pobre desempeño escolar, desarrollo de un comportamiento violento y agresivo, falta de interés en las actividades físicas e ideas distorsionadas acerca del cuerpo y el sexo.
Sabemos que el cerebro de los niños debe interactuar con su entorno para poder desarrollarse completamente. Es posible que muchos niños estén sufriendo de problemas de atención y otros problemas del aprendizaje porque sus cerebros no han desarrollado sus habilidades motoras a causa de la falta de movimiento físico y el contacto con el medio que los rodea.
Varios estudios han analizado la relación entre los medios visuales y el sueño, la memoria y el aprendizaje de los niños o adolescentes. Por ejemplo, hay evidencia clara de que jugar videojuegos en exceso afecta negativamente el sueño, lo que conlleva a problemas de memoria y aprendizaje. Otros estudios han vinculado la exposición prolongada a estimulantes visuales con el rendimiento verbal y de comprensión.
En el desarrollo temprano, los estimulantes visuales compiten por la mente en desarrollo de un niño. Un padre que sabe usar bien la tecnología puede usar esto para su beneficio. En nuestra casa no dejo que veamos una película sin haber leído el libro primero. Recuerdo cuando mi hija y yo tuvimos que leer rápidamente Prince Caspian: The Return to Narnia (Harper-Collins) para poder ir al estreno de la película en mayo de 2008.
Mi hija fue muy disciplinada y se apuraba en terminar su tarea para poder leer uno o dos capítulos cada noche, disfrutamos mucho cuando leíamos juntos y casi no podíamos esperar a comparar el libro con la película.
Ocasionalmente programamos una noche de Wii, y jugamos diversos juegos para estar juntos y tener una actividad física. Aunque usamos un juego de video igual podemos disfrutar nuestro tiempo juntos.
También usamos la tecnología para mantenernos conectados cuando viajo. Mi hija me envía correos electrónicos con fotos e información de la familia y a mi hijo le encanta hacer videos resumiendo sus juegos de basketball y enviármelos. También hablamos por video, lo que nos hace sentir que estamos cerca, aunque esté lejos de mi hogar.
Estableciendo límites
1. Monitoree el tiempo: Los niños nunca deben pasar más tiempo en el mundo virtual que en el real. Dicho en otras palabras, sus hijos nunca deben pasar más tiempo jugando videos que jugando físicamente. Deben pasar más tiempo hablando en persona con sus amigos que a través de Facebook, [redes sociales] o mensajes de texto.
2. Esté en línea: Los padres (madres también) deben tener acceso a todos los sitios a los que sus hijos entran. También deben saber las contraseñas de sus hijos en todo momento y deben hacerles saber que pueden y que revisarán sus actividades. Exíjanles que lo acepten como amigos en Facebook u otras redes sociales y recuérdeles que usted revisará la historia de cada artefacto electrónico que la familia posea. (Si no sabe cómo hacer esto, busque en la Internet.)
3. Dé el ejemplo: Ponga atención al tiempo que pasa viendo televisión, revisando su correo electrónico, navegando en la Internet o hablando con amigos en Facebook. Puede hablar todo el día acerca de los límites, pero más que nada debe dar el ejemplo.
4. Bombardee a sus hijos con información: La educación y la comunicación son las mejores armas en contra de la pornografía y los peligros de la Internet. Considere hacer que sus hijos firmen un acuerdo con usted con las reglas acerca del uso de la tecnología en su casa.
5. Evite la violencia: Los juegos violentos que recompensan el comportamiento antisocial, tales como “Grand Theft Auto” o “Doom”, no deben ser permitidos en su casa. Estos juegos tienen efectos tóxicos mucho más dañinos que ver programas de televisión violentos. Ni los juegos, ni esos programas son buenos, pero los niños son más susceptibles a la violencia si ellos son participantes, como es el caso de los juegos de videos.
6. Enseñe: Solo porque sus hijos pueden usar distintos medios tecnológicos, no quiere decir que puedan analizar y evaluar efectivamente todos los mensajes que reciben. La habilidad de distinguir entre la realidad y la fantasía es algo que usted debe enseñara sus hijos.
7. Padres en comunidad: Hable con otros padres abiertamente acerca de cuál es una buena edad para dar un celular a sus hijos. ¿A qué edad usted dejaría que sus niños vieran ciertos programas? ¿Cuántos mensajes de texto deberían enviar sus hijos?
El apoyo de otros padres es valioso cuando sus hijos dicen cosas como: “Yo soy el único que…” o “Ninguno de los otros padres…” En esos casos usted puede decir que conoce las reglas de ese hogar porque ha hablado con los padres.
No hay duda de que los medios tecnológicos pueden ser perjudiciales y también muy buenos. La clave para caminar en este complicado laberinto es mantenerse informado, involucrado y alerta. Si desarrolla una estrategia, puede influenciar estas poderosas fuerzas y convertirlas en herramientas invaluables.