Los niños y la iglesia : Protejamos a los más pequeños asistentes de la iglesia.
Por Trillia Newbell
En mayo, CNN reportó sobre el arresto de más de 70 hombres y mujeres en posesión de pornografía infantil. La mayoría de los acusados no cumplían con el típico perfil de un depredador, de hecho, era todo lo opuesto.
La iglesia es un lugar donde la gente se une para vivir en comunidad, orar, escuchar la
Palabra y alabar a Dios juntos. La iglesia está llena de pecadores salvados por la gracia. Entonces a menudo, por la gracia, les damos a las personas el beneficio de la duda y la confianza cuando deberíamos estar en alerta. La realidad es que nuestras iglesias se han vuelto un lugar de peligro y dolor para nuestros hijos.
Entonces, ¿cómo podemos nosotros, como iglesia, proteger a los asistentes más pequeños?
Aquí están algunas sugerencias:
- Verificación de antecedentes. – Es importante para los líderes de la iglesia, pastores y los supervisores del cuidado de niños, verificar los antecedentes criminales de todos los trabajadores que participan en el ministerios de niños. Todos debemos entender y aceptar este requisito.
- Procedimientos estándares. – Las iglesias deberían implementar procedimientos estándares para los empleados y los voluntarios que trabajan con los niños para proteger a los niños y a los adultos. Estos estándares pueden incluir que un niño no esté solo con un adulto en una sala, hacer pares de adultos para acompañar al baño a los niños y establecer una proporción de los niños versus adultos en la sala de clases.
- Protección honesta. – “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Como cristianos, nosotros sabemos que podemos confesar nuestros pecados y hasta nuestras tentaciones. Al entender esto, si alguien se siente tentado a herir a un niño de cualquier forma, deben confesar esas intenciones y evitar cualquier actividad con niños.
- Pedir un reporte. – En el caso de que ocurriera un abuso en la iglesia, este debe ser informado a la autoridad apropiada para que ellos sigan los pasos apropiados. Cualquier conducta reprochable debe ser disciplinada según los reglamentos internos de la iglesia. La iglesia debería ser un lugar seguro para los niños. Aunque estos pasos solo son lo mínimo que debemos hacer, es un buen comienzo. Hagamos todo lo que esté en nuestras manos para proteger a nuestros niños.
Trillia Newbell es esposa, madre y una escritora que ama a Jesús. Su mayor amor, después de Dios, es su familia. Está felizmente casada con su mejor amigo y amor, Thern. Ellos tienen dos hijos.