Por Dra. Christy L. Ott
Las noticias nacionales recientemente ofrecieron una serie dirigida a los padres e hijos para enseñarles acerca del “peligro de los extraños”. Para mí, como una pediatra de la comunidad, la serie fue reveladora y bastante aterradora cuando observé a niños accediendo en repetidas ocasiones a las solicitudes de personas que apenas conocían y poniéndose en situaciones vulnerables después que sus padres ya les habían advertido acerca de los daños de confiar en los extraños. Por suerte, estos casos fueron escenarios creados para la televisión. El secuestrador era un actor. A pesar de eso, el horror llenó mi mente mientras pensaba lo peligroso que es el mundo en que vivimos. Esto me llevó a preguntarme, “¿estoy proporcionándoles a los padres que me visitan las herramientas necesarias para mantener a sus hijos a salvo? Segundo, si nosotros como pediatras enseñamos a los padres de nuestros pacientes sobre los peligros, ¿están ellos transmitiendo el mensaje a los niños de una forma adecuada para prevenir los secuestros?”
Las respuestas a estas preguntas me petrificaron y sentí una sensación de urgencia. El Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados en Estados Unidos (missingkids. com) declaró que en el 2014 el Centro de Información de Delincuencia Nacional, también llamado NCIC, informó 466,949 casos de niños perdidos menores de 18 años de edad. En un estudio nacional integral hecho en 1999 sobre los niños desaparecidos, de los 800,000 niños dados por desaparecidos en los Estados Unidos, solo 115 fueron casos de secuestro tradicionales en las que un extraño o conocido secuestró a un niño. Una de las fuentes más prestigiosas del país, childfindofamerica.org, declaró que en los EE.UU. se extravían 2,300 niños todos los días. A continuación encontrará unas pocas recomendaciones de la página web.
Proteja a su hijo
Enséñele a sus hijos cómo identificar correctamente y nombrar las partes íntimas del cuerpo y asegúrese de que él o ella entiendan la diferencia entre el toque apropiado y el inapropiado. Recuerdo que recientemente un padre le dijo a su hija que su vagina se llamaba “galletica”, y nadie debía tocar su “galletica”. Estoy de acuerdo en que esa es una forma delicada de enseñar a un niño, pero veo lo confuso que esto podría ser si el niño tuviera que explicarle a un profesor o a un policía que alguien le tocó su “galletica”. La severidad de las acusaciones no se entenderían por completo. Tampoco se tomarían en serio ni se enfrentarían con propiedad.
Enseñe a sus hijos a llamar al 911 en Estados Unidos o al número para emergencias de su país para pedir ayuda, y asegúrese que a los 5 años de edad, él o ella le puedan decir al policía su nombre completo, la dirección y el número de teléfono en caso de que se pierdan, los secuestren o se alejen de usted.
Nunca deje a un niño sin supervisión.
Aunque puede ser popular usar ropa con el nombre del niño/a, esto hace que sea particularmente vulnerable. Puede hacer que se sienta confiado/a con un predador que le llama por su nombre.
Permita que sus hijos sepan que irse corriendo y gritar es lo que deben hacer, especialmente si alguien les está pidiendo que hagan algo malo o está tratando de secuestrarlo.
Enséñele a su hijo que si ella o él se separa de usted, deben buscar al empleado de la tienda que esté más cerca, no a otro extraño.
Pero, ¿qué acerca de ser un buen samaritano? Como cristianos, nos han enseñado a siempre estar dispuestos a tender una mano. ¿Recuerda la historia del Buen Samaritano? Nos enseña a ser amables con los extraños porque los extraños podrían ser un ángel disfrazado. “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2). No vamos a negar la verdad del evangelio en el que creemos. La hospitalidad y la humanidad son los rasgos más atractivos y hermosos que el Padre nos ha dado. Ser amable con otros es el mandamiento más grande. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31). Sin embargo, un adulto extraño no tiene razón alguna de pedir ayuda a un niño, y es importante que los niños siempre sean cautelosos si un adulto le pide ayuda cuando sus padres no estén en casa o estén solos y vulnerables. Al reflexionar sobre este dilema desconcertante, le pedí a Jessica Pedalino, Directora de Operaciones y propietaria de Guard-A-Kid New Orleans, una red de seguridad para niños, que me diera algunos consejos sobre este tema.
El mundo no es del todo malo, pero puede ser peligroso para los niños. Nosotros, como educadores, médicos, padres y vecinos debemos trabajar juntos para crear un ambiente seguro donde los niños vivan y jueguen. Esperamos que estas herramientas los ayuden a crear un ambiente seguro para sus hijos. Ayúdeme a cumplir mi iniciativa como pediatra de mantener a nuestros niños felices y sanos al implementar y dar estos útiles consejos.
Christy L. Ott, MD es una pediatra certificada. Como nativa de New Orleans creció mientras asistía a la Primera Iglesia Bautista de Kenner, LA. En la actualidad vive y practica la medicina en los servicios de salud para la familia en Chattanooga, TN. Christy también es autora de un libro para la hora de dormir: I don’t like night, mommy!