El Día del Trabajo es un día de descanso, una oportunidad para relajarse, disfrutar del tiempo con la familia y los amigos. En cualquier caso, el día está diseñado para brindar un respiro de las responsabilidades típicas. En un nivel más profundo, es una oportunidad para reflexionar sobre el trabajo que haces durante todo el año. Para quienes trabajan en el ministerio infantil, este trabajo a menudo lo realizan héroes anónimos. El ministerio infantil no es solo un trabajo, es un llamado. Ya seas maestro de escuela dominical, voluntario, trabajador de guardería o pastor de niños, tu labor está arraigada en el amor y el servicio. Cada lección que planificas, cada manualidad que preparas, cada canción que cantas y cada oración que ofreces es un acto de fidelidad a Dios y un regalo para los niños a los que sirves. No solo estás llenando el tiempo o cuidando niños mientras se lleva a cabo el “ministerio real”; estás plantando semillas de fe que pueden crecer y dar fruto para toda la vida.
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Santiago 3:1
Sin embargo, gran parte de lo que haces en el ministerio infantil ocurre tras bastidores. Las horas que pasas preparando lecciones, organizando materiales y orando por los niños a tu cuidado a menudo pasan desapercibidas. Puede resultar difícil cuando tu arduo trabajo no se ve confirmado con palabras amables. Puede doler cuando se reduce tu presupuesto. Puede resultar frustrante cuando sientes que tu trabajo no es apreciado. Pero, tal como nos recuerda Pablo en 1 Corintios 15:58, nuestro trabajo en el Señor nunca es en vano. Cada pequeño acto de servicio contribuye a la obra mayor del Reino, y Dios ve cada esfuerzo, sin importar cuán invisible sea para los demás. En el ministerio, es fácil dejarse llevar por la actividad de servir y olvidar que incluso Dios descansó después de la creación. Mientras descansas junto a la piscina, enciendes la parrilla o simplemente disfrutas de un día de silencio y paz, reflexiona sobre cómo tu trabajo sirve al Señor mientras saboreas el tiempo de descanso.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. 1 Corintios 15:58 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:23-24 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Hebreos 6:10 Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 1:3
Así que, a todos los trabajadores del ministerio infantil, gracias por su labor de amor. Su trabajo es invaluable y están marcando una diferencia que perdurará por generaciones.