Por Jana Magruder
Como padres o líderes ministeriales, estamos cambiando hacia una nueva temporada. Ya que la escuela está en línea, seguramente tendremos que guiar a los niños entre nosotros a través de cosas nuevas, cosas diferentes y, a veces, difíciles. Hay muchos contextos en los que nos encontramos en esta temporada de invierno. Algunos de nosotros, los padres, trabajamos indefinidamente en casa junto con nuestros hijos que ahora están estudiando en casa. O, algunos de nosotros podemos estar viendo a nuestros niños subirse al autobús con nuevos útiles escolares que incluyen desinfectante para manos para su salón de clases (el cual es posible que no puedan dejar para el almuerzo o el recreo).
Sabemos que los deportes y clubes después de la escuela han sido cancelados o restringidos a nuevas regulaciones, que las escuelas pueden cancelarse en cualquier momento debido a brotes y que la posibilidad de una escuela virtual pronto será una realidad para todos, no solo para nosotros en las grandes ciudades. Estos cambios en los ritmos normales son difíciles para nosotros y pueden ser difíciles para los niños en nuestras vidas. Estamos viviendo una pandemia y los cambios y las consecuencias de esta realidad son infinitos. Sin embargo, como adultos, podemos ayudar a los más jóvenes a adaptarse al cambio y tal vez incluso aprender algunas lecciones importantes de vida para su bien. Después de todo, servimos a un buen Dios y cuando ponemos nuestra confianza en Él, podemos enseñar a nuestros hijos que Él tiene el control y será nuestro ayudador. A través de ese lente, aquí hay algunas cosas que pueden ayudar a nuestros niños a adaptarse al cambio mientras viven una pandemia:
- Cree rutinas con flexibilidad: Los niños (y los adultos) prosperan con la rutina porque esta aporta una sensación de seguridad y protección. Si bien puede ser imposible mantener rutinas establecidas como las que teníamos en el pasado, aún podemos esperar que los ritmos se pongan en movimiento. Por ejemplo, las horas de comida pueden estar por todos lados si los niños tienen horarios escolares diferentes, pero aún puede tener un punto de contacto con ellos en el desayuno, el almuerzo (si están en casa) y la cena. Todavía puede ofrecer sus comidas favoritas esperadas, incluso sorpresas divertidas como un postre o dulce favorito aquí y allá. Las rutinas para despertarse y acostarse deben ser lo más constantes posible, independientemente de los escenarios escolares y laborales. Por ejemplo, si los niños van a la escuela en casa, aún deben tener una rutina establecida para la hora de dormir. Incluso si piensan que no les gusta, ultimadamente les ayudará a dormir y a luchar contra cualquier tipo de ansiedad que pueda aparecer durante temporadas desconocidas como esta.
- Busque oportunidades de crecimiento: Nuestros niños ya no están viviendo las mismas vidas que estaban acostumbrados a vivir. Si bien puede ser incómodo para ellos ser flexibles con las cosas que aman, digamos sentarse con sus amigos en el almuerzo, también puede ser una oportunidad para ayudarlos a crecer de varias maneras. Aliéntelos a tomar riesgos cuando sea apropiado, como aprender a ser amables con los niños que los rodean, que pueden no ser sus amigos habituales. Los estudiantes virtuales deben aceptar el hecho de que, si bien están más tiempo frente a las pantallas, están aprendiendo a navegar en plataformas digitales, subir tareas y administrar su tiempo, al igual que el entorno laboral actual. No desaprovechemos estas raras oportunidades de ayudarlos a probar cosas nuevas, arriesgarse y trabajar fuera de su zona de confort. Se ha dicho muchas veces que los niños son resistentes, y lo son; entonces, provea oportunidades para su crecimiento.
- Persiga el desarrollo espiritual: Mientras vemos a nuestros hijos regresar al mundo a pesar del virus Covid-19, nosotros, como adultos, luchamos con nuestra propia ansiedad e inseguridades. En muchos sentidos, estamos más ansiosos y nerviosos que ellos. Los expertos nos están suplicando que no expresemos ni procesemos nuestra ansiedad frente a nuestros hijos porque ellos buscan nuestra seguridad. Se basan en nuestras señales al observarnos, por lo que si caminamos por el piso preocupados por contraer el virus o estresados por la idea de trabajar desde casa mientras los niños están estudiando desde casa, puede estar seguro de que nuestros niños también estarán ansiosos y estresados. Peor aún, pueden pensar que nuestra decepción por las situaciones en las que nos encontramos es una expresión de decepción por ellos. No queremos enviar estas señales. En lugar de esto, busquemos nuestra propia salud espiritual y resolvamos nuestros miedos y ansiedades con el Señor a través de Su Palabra y una sólida vida de oración. Expongamos nuestras preocupaciones válidas ante Él y modelemos verdaderamente a nuestros hijos cómo vivir la vida con paz y gozo sabiendo que Dios tiene el control y que nunca nos deja. La terapeuta infantil Sissy Goff, dice que «los niños necesitan un adulto seguro y no ansioso en su vida para no estar ansiosos». Por lo tanto, debemos buscar nuestra propia salud espiritual para que podamos usar este tiempo para ayudar a nuestros hijos a buscar en Dios su propia paz y satisfacción. Verdaderamente, una maravillosa lección para toda la vida podría salir de esta temporada si modelamos lo que significa mirar al Padre para todo lo que necesitamos. Expongamos nuestras preocupaciones ante Él y modelemos verdaderamente a nuestros hijos cómo vivir la vida con paz y gozo sabiendo que Dios tiene el control y que nunca nos deja.
Con todo, nuestra oración debe ser que esta pandemia no se desperdicie conteniendo la respiración hasta que termine, que no pongamos la cabeza en la arena o, peor aún, que expresemos nuestro miedo y preocupación frente a nuestros hijos. Nuestra oración debe ser que este sea un tiempo de enseñanza a pesar de los cambios significativos en nuestras vidas. Incluso nuestros pequeños sabrán que pueden contar con nosotros cuando hayamos resuelto poner nuestra esperanza en Jesús y depender completamente de Él para todas nuestras necesidades.
«Jehová es mi pastor; nada me faltará» (Sal. 23:1).
Jana Magruder se desempeña como directora de Lifeway Kids. Se graduó de Baylor y ofrece una gran experiencia y pasión por el ministerio, la educación y las publicaciones para niños. Es la autora de Kids Ministry that Nourishes y Life Verse Creative Journal, en el que fue coautora con su hija adolescente. Ella y su esposo Michael, junto con sus tres hijos, residen en Nashville.