Por Kayla Stevens
Lo recuerdo como si fuera ayer. Sentada en un banco de madera con el sol de la mañana entrando a través de la ventana, escuché a mi pastor y a algunos amigos míos dialogar sobre lo que significa amar al prójimo. Me moví incómoda (como suele suceder en los bancos de madera) y escuché dos preguntas que siguen resonando en mi mente más de un año después.
- ¿Amas a tu prójimo?
Mi primera respuesta me viene a la mente en piloto automático. ¡Sí! Por supuesto que amo a mi prójimo. Jesús dijo que este es el segundo mandamiento más importante de toda la Biblia. ¿Qué clase de cristiano sería si dijera que no amo a mi prójimo? ¡Próxima pregunta!
- ¿Sabe tu vecino que lo amas?
Mis vecinos actuales: las personas que viven al lado mío que veo mientras camino alrededor de la cuadra. ¿Saben esas personas que las amo? Mi respuesta no fue tan fácil como quería.
El amor en secreto no es amor en absoluto.
Nuestros niños están creciendo en una cultura que es polarizante, difícil de navegar, confusa y tiene más dificultades y sufrimiento de lo que nos gustaría reconocer. Y, sin embargo, Dios nos ha llamado exactamente en este tiempo y en esta cultura a amar a la gente. Aún más, nos ha llamado a enseñar a nuestros hijos a amar: amar a las personas que no están de acuerdo con ellos, amar a las personas que otros pasan por alto o ignoran.
Al final de la parábola del buen samaritano, Jesús preguntó: «¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo» (Luc. 10:36-37, RVR1960).
Como hacedores de discípulos en nuestros hogares, somos llamados a «ir y hacer lo mismo», a enseñar a nuestros hijos cómo amar como Jesús ama. Este mes, considere las formas en que puede aprovechar las oportunidades para enseñar a sus hijos a identificar y amar a las personas como Jesús nos llama a amar.
Ama con humildad. A menudo, cuando consideramos cómo amar a las personas que creen de manera diferente a nosotros, abordamos las conversaciones como si estuviéramos parados en lados opuestos de una cerca. Pero la imagen del evangelio no es gente que se opone y discute entre sí. Eso es lo que hicieron los fariseos. La realidad es que todos estamos del mismo lado; todos somos personas con una necesidad desesperada de Jesús. Necesitamos a Jesús para salvarnos y necesitamos a Jesús para santificarnos. Reconocer nuestro pecado y nuestra necesidad de Jesús nos lleva a una postura de humildad y, la humildad es un hermoso lugar para que crezca el amor.
A medida que avanza:
- Guíe a sus hijos a buscar oportunidades para amar a los demás. Desafíelos a identificar a las personas que conocen que parecen difíciles de amar y anímelos a explicar por qué creen que es así.
- Invítelos a hablar sobre lo que significa reconocer su propia necesidad de Jesús. ¿Cómo nos ayuda esto a estar del mismo lado de la cerca?
- Discuta cómo podemos acercarnos a otras personas con gentileza, recordar nuestra propia necesidad de perdón y pedir la ayuda de Dios para amar a los demás con el mismo amor que Él tiene por nosotros.
Distinga entre personas e ideas. Estamos llamados a amar y respetar a todas las personas porque están hechas a imagen de Dios. Como amamos a las personas que nos rodean, ayude a su hijo a reconocer la diferencia entre amar a una persona y abrazar sus ideas. Las dos no son iguales. Se nos ordena amar a las personas y mostrar compasión, cuidado y respeto por todos. Al mismo tiempo, podemos ayudar a nuestros hijos a reconocer las diferencias en lo que Dios dice que es verdad en Su Palabra de otras ideologías en nuestra cultura.
A medida que avanza:
- Vea un anuncio que sea apropiado para la edad de su hijo y discuta el punto principal que los anunciantes quieren que usted crea.
- Considere si la idea es verdadera (y se puede verificar en la Escritura) o falsa. ¿Qué tiene de atractivo lo que quieren que crea? ¿Por qué?
- Guíe las conversaciones sobre cómo podemos estar en desacuerdo con ideas que no se alinean con la Palabra de Dios y aun así mostrar amor a las personas que tienen esas ideas.
Ama con autenticidad. Hágales saber a sus vecinos que los ama de manera apropiada (también conocido como: no sea raro). A nadie le gusta que lo consideren un proyecto, pero todo el mundo quiere ser visto, conocido, amado y respetado. Mientras busca oportunidades para demostrar amor genuino y auténtico a los demás, modele estos momentos para sus hijos. Identifique las formas en las que su familia podría mostrar amor y cuidado por alguien de una manera que él o ella se sienta visto, conocido y amado auténticamente.
A medida que avanza:
- Lean en familia la parábola del buen samaritano. Hable sobre cómo se ve el mostrar misericordia. Invite a sus hijos a compartir con quién creen que su familia puede mostrar amor y misericordia este mes. Identifique a una o dos personas a las que su familia pueda intencionalmente demostrar amor en las próximas semanas.
- Empiece a orar por esa persona de forma regular y pídale a Dios que le dé oportunidades para amarla con humildad, respeto y autenticidad.
- Piense en diferentes ideas con su familia sobre cómo puede demostrar el amor de manera que esa persona se sienta vista, conocida y amada. Haga un plan para mostrarle amor a esa persona de manera tangible como familia.
Modelar el amor de Dios es la lección más importante que enseñamos. Hacemos esto con autenticidad y sin expectativas. Si vamos a enseñar a nuestros hijos a amar, seamos valientes en nuestra fe, amables con nuestras palabras y amables en nuestras acciones hacia los demás. Que se diga de nuestras familias que «iremos y haremos lo mismo».
Kayla Stevens es editora de contenido de Lifeway Kids. Se graduó del Seminario Teológico Bautista Southeastern y de la Universidad William Carey. Kayla vive en Nashville, Tennessee y ha servido en el ministerio de niños durante más de 10 años.