Por Chuck Peters
Si hay una palabra que resume la experiencia de la iglesia en el 2020 (y ahora en el 2021) puede ser la palabra «batallar». Las suposiciones fundamentales de cuándo, dónde y cómo facilitamos el ministerio han cambiado. Debido al COVID, es probable que tus clases de escuela dominical y grupos comunitarios no se hayan reunido. Si están teniendo cultos de adoración, es probable que los hagan con una capacidad muy reducida. La gente simplemente no está asistiendo como lo hacía antes del COVID.
Todos siempre hemos sabido que la verdadera iglesia no es un edificio. Cada uno de nosotros podría predicar un sermón o dar una lección que proclame apasionadamente que la iglesia es el pueblo, no el campanario. Aun así, eso no nos ha impedido depender de las reuniones en persona como la forma principal de ser la iglesia. Entonces, ¿qué podemos hacer a la luz de los contratiempos que está experimentando la iglesia?
Tu reacción inicial puede ser de parálisis; eliges mirar y esperar, y te preguntas cuándo las cosas volverán a la normalidad nuevamente para que puedas volver a hacer el ministerio de la manera en que siempre lo has hecho. Pero existe el peligro de quedarse atascado en esta respuesta de «pausa indefinida». La gente necesita cuidado pastoral, estudio bíblico y perspectiva bíblica en este momento.
Si bien es posible que las personas no asistan a la iglesia, todavía necesitan desesperadamente la influencia de la iglesia en su vida. A medida que las personas enfrentan el aislamiento, la pérdida de empleos, las crisis de salud y la muerte, necesitan a Jesús. Nosotros, como iglesia, debemos actuar con sentido o urgencia durante esta temporada. Si la gente no puede o no quiere ir a la iglesia, necesitamos encontrar nuevas formas de llevar la iglesia a ellos. El evangelio es demasiado importante. Necesitamos estar decididos a no permitir que nuestro ministerio caiga en un estado constante de aplazamiento y desánimo. Es hora de que tomemos medidas activas para hacer pivotar nuestras estrategias. Necesitamos empezar a contemplar la idea del plan B.
- EVALÚA LA SITUACIÓN CON PRECISIÓN
El primer paso para ajustar tu plan y hacer el giro correcto es evaluar la situación con precisión. El énfasis aquí está en la precisión. Dite la verdad sobre la situación. Debido a que tu evaluación impacta directamente en tu plan de acción, es esencial que tus observaciones sean representaciones verdaderas y válidas de la situación y de tus recursos disponibles.
En Números 13, Moisés envió a doce espías a Canaán. Diez hombres regresaron con una percepción negativa y dos con una favorable. En ese caso, los doce vieron las mismas cosas; no discutieron lo que vieron, pero interpretaron los datos de manera diferente. De aquí podemos sacar varias lecciones para nosotros. Primero, es aconsejable no evaluar una crisis por sí misma. Las múltiples perspectivas son importantes. No es necesario tener doce asesores, pero es prudente realizar evaluaciones con un equipo de confianza, y no de forma aislada. En segundo lugar, el grupo más grande puede hacer observaciones, pero los datos recopilados deben ser interpretados por líderes sabios y confiables que sean personas fuertes de fe y comprometidas con la causa de tu ministerio.
- VUELVE A EVALUAR TUS SUPUESTOS CLAVES
Hacer el ajuste del plan A al plan B te ofrece una oportunidad importante para verificar tu enfoque. Es hora de hacer preguntas contundentes sobre lo que elegirás categorizar como operaciones esenciales y no esenciales. A esto lo llamo aclarar tu «porqué». Antes de profundizar en el «qué» y el «cómo» de un nuevo plan, es esencial primero aportar claridad a un propósito específico y convincente para tu plan. No puedes avanzar hacia un plan B viable y efectivo sin antes revisar y aclarar tu propósito y meta fundamental.
- EVALUAR LA DISPONIBILIDAD DE ACTIVOS
Una vez que tengas una idea precisa de la situación, debes realizar una evaluación precisa de los recursos que tienes disponibles. Una palabra de precaución aquí: Puede ser fácil centrar indebidamente tu atención en lo que no tienes, en lugar de lo que sí tienes. Lo más importante en una situación de crisis es saber qué opciones están disponibles. Estos activos te ayudarán a establecer un plan de acción viable.
Cuando Moisés se encontró con Dios en la zarza ardiente en Éxodo 4, se apresuró a enumerar las habilidades y los recursos que le faltaban como excusa para no hacer lo que Dios le pedía. La respuesta de Dios, sin embargo, fue preguntarle a Moisés: «¿Qué es eso que tienes en la mano?». Entonces Dios tomó lo único que tenía Moisés, su vara ordinaria, y la usó de manera milagrosa como una herramienta instrumental para lograr Su plan.
Jesús hizo esto al alimentar a los 5000. Cuando Sus discípulos se le acercaron con un problema imposible, Jesús les preguntó en Marcos 6:38: «¿Cuántos panes tenéis?». Luego les indicó que le llevaran lo que tenían y procedió a hacer algo grande con lo poco que tenían disponible.
Al evaluar las opciones disponibles, no te preocupes por lo que te falta; en cambio, haz una lista de las cosas que tienes «a la mano». Entrega todos los recursos que tengas al Señor y confía en que Él usará todo lo que tengas para Su gloria.
- ORIENTARSE A LA ACCIÓN
El propósito de la evaluación siempre debe ser la acción. No evaluamos simplemente por el interés, o para explicar por qué las cosas no están sucediendo. Evalúa desde el punto de vista de la recopilación de datos que se pueden utilizar para formular un plan viable. Por lo general, esto significa generar una lista priorizada de sub-objetivos y luego establecer acciones inmediatas, intermedias y de largo plazo para lograrlos.
A corto plazo, ten cuidado de reparar solo lo que realmente está roto y solo agrega lo que sea necesario. Empieza por lo esencial. Conserva y asegura tus funciones necesarias. Mantén y sostén tus acciones básicas, luego expande tu plan gradualmente para operar a plena capacidad.
La evaluación no debe ser un evento único, sino un proceso continuo de evaluación recurrente. Esto es especialmente cierto durante las temporadas en las que implementamos estrategias temporales a corto plazo. En algunas temporadas, es posible que debas reevaluar las suposiciones, los recursos disponibles y los planes de acción semanalmente. Hagas lo que hagas, no te quedes sin hacer nada. Da el primer paso hacia un nuevo plan de acción evaluando la situación, reexaminando tu propósito principal e identificando tus activos disponibles para que puedas crear un plan de acción sólido para el futuro.
Chuck Peters es director de operaciones de Lifeway Kids. Graduado de Columbia Bible College, Chuck ha servido vocacional y voluntariamente en el Ministerio de Estudiantes y Niños durante muchos años.